domingo, 21 de abril de 2013

Semanas 28, 29, 30 y 31


El tema elegido para acompañar la crónica de esta semana es “Soldadito Marinero” de Fito y Fitipaldis en un increíble directo que hicieron en Bilbao allá por el 2004.



Después de dos ajetreadas semanas de viajes con mis padres que ya les he comentado, casi seguido y sin tiempo para recuperar fuerzas volvía a mi vida normal. Quizás no tan normal como antes ya que un día después de que se fueran comencé las clases de preparación para el examen de Advance de Cambridge. Esto significa que he pasado de ser de los mejores de la clase a prácticamente el peor. Los nuevos compañeros tienen un nivel impresionante tanto hablado como escrito y las clases exigen tener ese inglés no estudiado sino de base para poder conseguir buenos resultados.

Si antes me daba la impresión de que en la escuela no aprovechaba mucho el tiempo, en estas 4 semanas me he dado cuenta que en esta nueva modalidad es todo lo contrario. El ritmo de clases es muy alto, no paramos de hacer ejercicios y el trabajo que nos mandan a casa es excesivo, por lo que tengo que estar prácticamente todo el día estudiando inglés pero al fin y al cabo a eso es a lo que vine. La primera semana nos hicieron un test para comprobar los niveles y obtuve una marca del 20%. Una marca terriblemente deprimente pero que la profesora me dijo que no me preocupaba porque era algo normal. Nunca había visto un examen de ese estilo y no había estudiado ni la gramática ni el vocabulario para un examen de este nivel.

El objetivo es llegar a la marca del 60% y después de un mes he doblado mi marca y ya estoy en torno al 45%. No obstante, yo estas clases sólo las estoy haciendo para aprender más ya que no tengo intención alguna de realizar ese examen al menos por el momento.


Dentro de las actividades de la escuela programada por la escuela, durante estas semanas hemos tenido el “casino night” una tarde donde se organizó un casino interno con los principales juegos de un casino y donde pasamos un rato agradable quellos compañeros que nos quisimos quedar.

                               



La otra actividad fue el pasado viernes donde los alumnos de preparación del CAE (nivel Advances) y FCE (Nivel First) disfrutamos de una BBQ de hamburguesas en la playa de Cogee Beach. Este día nos sirvió para practicar el inglés y despejar un poco la mente después de tanto trabajo dentro de las clases. Parece que el frío comienza a llegar a Sydney, y aunque el día no fue el más agradable de todos pudimos pasar un buen rato todos juntos.


                               

                               

                               

                               


Por otra parte en el tema del alojamiento también hay novedades. El pasado domingo fui a ver una casa que encontré por internet donde ofrecían una habitación. El lunes me enteré que causé una buena impresión, así que a partir del próximo sábado 27 dejo la residencia y me voy a vivir a la casa de un australiano llamado Scott, en la que tendré mi habitación y mi propio baño. Un paso que estaba buscando dar hace tiempo pero que por el tema del idioma no me atrevía. Ahora se abre una nueva etapa donde estaré en continuo contacto con el inglés. En la próxima crónica pondré las fotos de mi nuevo hogar en el que espero sentirme como en casa.


Hace algunos fine de semanas estuvimos por dos zonas que no habíamos estado hasta ahora, la primera Palm Beach 1 horita en coche hacia el norte de Sydney, y la segunda la zona de Mosman, también en la zona norte de Sydney pero tan solo a 15 minutos en coche.

Me habían hablado maravillas de Palm Beach, pero la verdad que para mí no fue para tanto, cierto es que el camino en coche es muy bonito viendo los constantes contrastes entre playas y vegetación, pero la playa de Palm Beach como tal, a mí no me impresionó en absoluto. La zona y el pueblo muy coqueto. En uno de los extremos de la playa si había un bonito rincón de rocas donde pudimos pasar un ratito hablando y disfrutando de las vistas. Con el paso del tiempo parece que ese fue el último fin de semana con el tiempo agradable ya que desde hace dos semanas parece que se empieza a instalar el fresquito, eso sí con días soleados y bonitos.

                               

                               

                               

                               


Por la tardecita, nos acercamos a la zona de Mosman, un suburbio de Sydney bastante bonito, ubicado al norte y en plena bahía. Una de las zonas más bonitas Balmoral Beach, un sitio muy coqueto estilo Watsons Bay pero mucho más masificado. La perspectiva era tan agradable que incluso la gente lo usa para sus fotos de boda.

                               

                               


Otra de las cosas que hice durante estas semanas fue acudir a una peculiar exposición de arte, se llamaba arte en movimiento y supuestamente era arte interpretado por personas. Yo no me entero mucho de estos temas, pero está claro que para los gustos colores porque los compañeros con los que fui estaban privados con la exposición. Aquí les dejo unas fotos para que se hagan una idea de lo que pudimos ver.

                               

                               

                               


Así han acontecido nuevas semanas en Sydney, donde otra de las novedades fue el cambio de hora tanto en España como en Australia, ustedes una hora más y nosotros una menos que hace que la diferencia horaria pase de 11 a 9 horas, por lo que ahora estoy un poco más cerca dentro de la lejanía. Por otra parte, ya me voy acercando a ese objetivo de las 36 semanas de inglés, y voy planteándome nuevos logros y objetivos para los meses que vienen. El primero como ya les dije está por venir, compartir con un australiano el hogar, en las próximas entradas les comentaré como me va yendo.

Nos vemos en la próxima entrada!!

Saludos para tod@s!!

Jose

lunes, 8 de abril de 2013

Semanas 25, 26 y 27 (Segunda parte)

El tema elegido para amenizar la segunda parte de la crónica del periodo vacacional y un poco en sintonía con los días vividos en Pascua es "Always look on the bright side of life". La pongo traducida al español para que vean que la letra no tiene desperdicio.



El pasado 14 de marzo, la expedición hacía un break en la estancia en Sydney para ir a Melbourne, donde la principal atracción era la fórmula uno, pero donde encontramos otras cosas que también nos llamaron mucho la atención.

                            

El viaje lo hicimos con la compañía Virgin Airlines y duró algo más de 1 h 30 min, un viaje bastante cómodo y que permite si vas por la mañana poder disfrutar durante toda la tarde de la ciudad. El hotel estaba ubicado en el barrio de Chinatown que está integrado en el centro de Melbourne y nos permitía la posibilidad de acceder a las partes más importantes de la ciudad tanto a pie como en los famosos tranvías.

                            


Las primeras sensaciones de la ciudad fueron positivas, de entrada nos pareció una ciudad más antigua y grande que Sydney y un poco más industrial, nos llamó mucho la atención el contraste entre lo moderno y lo antiguo y la cantidad de variedad arquitectónica que posee la ciudad.

                             


Ciertos puntos son de visita obligada, como Flinders St y su bonita estación de tren, las diferentes perspectivas del río Yarra, Federation Square, el impresionante edificio de la National Gallery Victoria y la base de la Eureka Skydeck (el edificio más alto de Melbourne).

                            

                            

                            


También tuvimos tiempo de disfrutar de la perspectiva que ofrecen diferentes puntos de la ciudad, como la zona del casino y adentrarnos en el centro por las famosas calles estrechas de Melbourne.

                            

                            

                            
                            


Otra de las actividades que teníamos pensadas era hacer la famosa ruta “Great Ocean Road” a unas 4 horitas en coche desde Melbourne dirección. Una paliza que mereció mucho la pena ya que pudimos disfrutar de un atardecer en la zona de los 12 Apóstoles, unos roques naturales que se han formado debido a la erosión del agua. La verdad que todos los parajes que mostraba esta costa eran sencillamente espectaculares.  Así que declaramos la “Great Ocean Road” como visita obligada para todos aquellos que se acerquen a Melbourne.

                            

                            

                            

                            

                            

                            

                            


Después de pegarnos durante todo el viernes en coche, tocaba descansar durante la mañana dando un paseo por Melbourne con Sofía. Conocida de mi tío y que a principios del mes de marzo emprendía una aventura similar a la mía pero en la ciudad de Melbourne. Ella nos enseñó un poquito lo que le había dado tiempo a conocer ya que cuando nosotros fuimos sólo llevaba allí 15 días. Por supuesto no pudo faltar la foto enfrente de la biblioteca de dos Canarios que sueñan con Australia.

                           

                           


Por la tarde, nos desplazamos a Philips Island a ver un acontecimiento muy popular en Melbourne. La “vuelta a casa de los Pingüinos” un acción impactante de la naturaleza de la que pudimos disfrutar, pero de la que también el hombre se aprovecha para hacer negocio. Pero bueno, ver la sonrisa de mi madre mientras los pingüinos de unos 30 centímetros caminaban a escasos 2 metros nuestras mereció la pena. Siento no poder mostrarles fotos pero la organización no nos dejaba sacar ni fotos ni videos, así que si quieren saber algo a cerca de estos pingüinos pueden pulsar aquí.


                           


El domingo nos esperaba un día de esos que un aficionado al deporte tiene marcado en rojo en el calendario. El domingo comenzaba la Fórmula 1 en el circuito de Albert Park. A escasos 10 min en tranvía desde el centro se encontraba este circuito que está perfectamente integrado tanto en la ciudad como en el parque. Debido al mal tiempo, se suspendió la clasificación por lo que los que teníamos entrada para el domingo, pudimos disfrutar tanto de la clasificación como de la carrera.


El día se presentaba frío y húmedo, así que bien equipados nos presentamos en el circuito a las 10 de la mañana para ver la clasificación. Después de esto, había que hacer tiempo hasta las 5 de la tarde, así que no quedaba otra que caminar por Albert Park y ver las numerosas atracciones que la organización tenía preparada para los espectadores.

                           

                           


Exposiciones de vehículos nuevos y antiguos, Fans zone con merchandaising de los principales equipos , diferentes shows como los hombres más fuertes del mundo, zonas para peques o numerables carreras de diferentes modalidades hicieron que la espera fuera más amena.

                          

                          

                          

                          


Justo una hora y veinte minutos antes empezaba a sentirse el ambiente de la carrera de F1. Exhibición de Avionetas y Caza de las Fuerzas Armadas Australianas, paso de los pilotos saludando a los aficionados, aquí pudimos ver cómo Alonso se volcaba con la gente cuando veía muchas banderas españolas y asturianas juntas, así como la apertura del Pit Lane hacían presagiar que el momento estaba cerca.

                         

                         

                         


Cinco minutos antes de la salida, nos sobrevoló un enorme avión de la compañía Quantas, y luego bien ubicados delante de una pantalla gigante y la pista tocaba preparar la cámara y disfrutar del momento. Los que vieron la carrera ya saben cómo acaba la historia, Alonso que salía 5º adelantaba dos posiciones en la salida y se ponía 3º, y ya luego con el paso de las vueltas adelantaría también a Massa terminando segundo. 

                         

                         

                          


Durante las primeras 16 vueltas estuvimos en el mismo sitio, y una vez comenzaron las paradas de boxes ya nos empezamos a mover por todo el circuito para disfrutar de diferentes perspectivas y sensaciones. Una de las mejores fue verlos pasar por una de las rectas que van a fondo y en el que el ruido del motor es espectacular, aparte de que casi no da tiempo de averiguar quién es el que está pasando. Pero la sensación de tener un coche de esos a poco más de dos metros y a más de 250 km/h llega a poner los pelos de punta.

                          



El final de la carrera lo vimos en una de las pantalla gigantes donde se concentró un gran número de personas agotados ya de pasar todo un día de pie y caminando por el circuito. Al final segundos, y muy contentos para el hotel sabiendo que el año para Alonso estaba comenzando muy bien. Esperemos que en sucesivas carrera demuestre que no sólo el comienzo fue bueno.




                          

                          


Por la noche y para despedirnos de Sofía y de Melbourne una experiencia de lo más peculiar y que llegó de rebote ya que fue de los pocos lugares que encontramos abiertos. Un japonés donde disfrutamos de una barbacoa de carnes y pescados aparte de las sopas y todas esas verduras raras que sirven. Una vez más, a mí me gustó pero al personal no tanto, si a eso le sumas que nos obligaron quitarnos los zapatos para comer, pues ya se empiezan a entender las caras de la foto.


Después de disfrutar de Melbourne durante cuatro días tocaba ponernos en camino hacia Sydney, ciudad a la que tardaríamos en llegar dos días previas paradas en Canberra y Jervis Bay. Así que nos quedaban 1200 km en coche en los que podíamos intercambiar opiniones acerca de lo que ya habíamos visto y vivido. Mi madre decía “¿Cuándo llegamos a Sydney? A mi Sydney si me gusta, Melbourne no tanto”. Mi padre sin embargo comentaba que “Melbourne es una gran ciudad, quizás más ciudad que Sydney”. Mi tío apuntillaba: “lo que pasa que el mar, le da esa cosa a Sydney” y por último yo  que estoy condicionado y que he jurado amor eterno a mi segunda ciudad comentaba: “Yo lo siento, pero Melbourne me ha decepcionado, me esperaba otra cosa, aunque creo que las ciudades hay que vivirlas y yo no tengo culpa de vivir en una de las ciudades más bonitas del mundo”.

Tampoco se trata de entrar a valorar si una ciudad es mejor que otra, una cosa si está clara, cualquier ciudad de Australia por lo que he leído, lo que me han contado y lo que he vivido muestra un potencial espectacular. Terrazas de café llenas, restaurantes hasta la bandera, tiendas que no paran de vender y gente por todas partes. Esto hace caer en la cuenta de que estás en un país fuerte donde la gente tiene dinero y lo puede gastar.

Tras pasar por Melbourne llegamos a Canberra, la Capital de Australia. Muchas cosas malas había escuchado yo de esta ciudad. Que si era aburrida, que si no había nada que ver ni que hacer. Quizás fue eso lo que hizo que me impactara tanto la ciudad. Creo que es la ciudad que mejor hecha y distribuida está de lo que he visto en mi vida. Calles amplias, nada de atascos, todo absolutamente nuevo, bien señalizado y los puntos de interés que tienen construidos con muy buen gusto. Canberra tiene casi la misma  población que Las Palmas de Gran Canaria, pero es 13 veces más grande en extensión. Imaginen la cantidad de parques y zonas verdes que puede tener a parte de la calidad de vida.

¿Qué hacer en Canberra? Pues no mucho la verdad. Visitar los 3 puntos importantes que tiene. El primero el War Memorial, un monumento a los caídos en las diferentes guerras que ha participado Australia, especialmente en la de Vietnam. Es impresionante ver las cosas cuando se hacen con un gusto exquisito, y ver un muro de bronce con los nombres de todas esas personas que dieron su vida por el país es algo que sobrecoge.


                          

                          

                          


Enfrente del War Memorial está el Parlamento con visión directa para recordar a los políticos no volver a caer en los errores del pasado. Un Parlamento que derrocha poderío y lujo algo que a mi padre le pareció mal, “No hay derecho poner estos mármoles y estas cosas tan lujosas con dinero del pueblo”, y yo le contestaba: “Por lo menos aquí no es sólo en el parlamento, sino que en la calle vez que todo está bien hecho y con calidad, no como en España que lo bueno no sale del Congreso”.

                          

                          


Por último subimos a la Black Mountain donde se ubica la torre de Telstra y donde se puede disfrutar de una vista panorámica de Canberra. Tras esto vuelta al coche y nuevo destino, Jervis Bay al que llegaríamos bien entrada la tarde y lugar en el que disfrutaríamos de un buen solomillo a la piedra para reponer fuerzas.

                          

                          

                          


Al siguiente día y antes de volver a Sydney, nos quedaba por disfrutar de Jervis Bay o lo que es lo mismo, disfrutar de bonitas playas y la experiencia de estar con los Kangaroos. Este es un sitio que suele impactar a los visitantes y que les ayuda a enamorarse un poquito más de Australia porque se llevan unas fotos para enmarcar como estas.

                          

                          

                          

                          

                          

                          


Para los últimos cuatro días en Sydney ya sólo nos quedaba la visita a las principales playas como Manly, Cogee y Bondi Beach, disfrutar paseando por el Botanic Garden y caminar en el atardecer por el Harbour Bridge y ver la puesta de sol desde Milsons Point. Gracias a Dios y salvo el día que fuimos a Manly, el tiempo nos respetó y pudieron seguir disfrutando de partes diferentes de la ciudad y comprobando la calidad con la que están hechas las zonas de playa de Sydney.

                          

                          

                          

                          

                          

                          

                          

                          


La última noche en Sydney la pasamos con los amigos Bruno y Ehedei, con los que compartimos mesa y mantel en un Brasileño de Darling Harbour en el que comimos fenomenal.

                          

                           


Por último y el mismo día de la vuelta a España, tiempo para comprar souvenirs en la zona de Darling Harbour y Paddy´s Markets.

                          

                           



Así pasaron 17 días fabulosos en los que pude recargar pilas con el cariño de la familia que me demostró que después de 6 meses y pese a la distancia todo sigue igual y nada ha cambiado. Fueron 17 días de ensueño en los que disfruté enseñándoles mi realidad y en los que por algunos momentos deseaba que el tiempo se parase para no volverme a separar de ellos, pero creo que la separación es lo que ha hecho que estos días hayan sido tan especiales. Con esta imagen de la despedida en la retina, sólo me queda darles las gracias por estos días y por haberme dado la oportunidad de vivir esto junto a ellos. Ya se los he dicho personalmente, y ellos también lo saben, pero no me cansaré de decirles que los quiero mucho y que no pasa un solo día en que no me acuerde de ellos.

Con el cansancio físico y otra vez la sensación de vacío y soledad al quedarme sólo en esta realidad acabó la semana 27, y con ella el periodo vacacional. Entrando ya en las últimas 10 semanas de clase que les contaré como van transcurriendo en sucesivas crónicas.

Hasta la próxima entrada!!

Saludos para tod@s!!

Jose