Para acompañar la crónica de este
mes he seleccionado un tema que está muy de moda por aquí y que transmite mucha
alegría cada vez que lo escuchamos. El nombre de la canción es “Rude” del grupo
canadiense “Magic”.
Este mes de abril has sido un mes
de contrastes, un mes en el que debido a las fechas en las que nos
encontrábamos he tenido tiempo para trabajar mucho pero también para disfrutar
de unos días de relax durante Semana Santa en compañía de Itahisa.
Las ansiadas inversiones que
proceden del continente asiático han llegado y la consecuencia es que el ritmo
de la actividad empresarial se ha aumentado. Debido a que a finales de marzo y
principios de abril tenía semanas de vacaciones y dado a que en ese tiempo
vacacional la ley me permite trabajar a tiempo completo, he tenido que viajar
al desierto a hacer un poco de trabajo sucio durante un par de semanas. Los
turnos eran de 9 horas durante los 7 días de la semana. Habíamos 4 personas en
el desierto, 2 en el turno de mañana, de 6:00 am hasta las 4:00 pm incluyendo
una hora de viaje en coche, y otros 2 en el turno de tarde, de 2:30 pm a 12:30 am.
Por esta razón, he tenido la oportunidad de ver bellos amaneceres y puestas de
sol. También, cuando trabajé en el turno de la tarde (cada semana cambiábamos)
se podía disfrutar de la oscuridad absoluta que hay en el desierto y de un
cielo espectacular.






El trabajo allí era muy simple.
Mi jefe tiene muchas propiedades en el desierto donde la tierra tiene alto
contenido en hierro. Básicamente lo que nosotros hacemos es analizar las
muestras que tenemos en nuestro almacén (más de mil muestras). Se analiza primero
la muestra de tierra, y luego se pasa por una máquina que separa la tierra del
mineral y se vuelve a analizar el mineral para ver cuánto es el porcentaje de
hierro en el material magnético. Todo esto lo teníamos que almacenar en una
base de datos, en la que estamos haciendo un estudio estadístico para saber qué
zona es en la que debemos comenzar a extraer el mineral en función de los
intereses de los inversores. Por aquí les dejo algunas imágenes de lo que fue
esa experiencia en la que dos grandes personas como Benz y Henry (vietnamitas)
fueron parte importante, ya que hicieron que la monotonía del trabajo fuera más
llevadera.









El lugar donde dormíamos, a Dios
gracias, no era el “hotel” aquel que les enseñé en la pasada crónica de
febrero. El lugar era una estación llamada Bindarrah, regentada por un
matrimonio que vive allí en medio de la nada con sus dos hijas de 7 y 10 años,
rodeados de animales y tierra, mucha tierra. Están tan lejos de todo que
inclusive una parte de la casa es una escuela donde la madre, profesora, educa
a sus hijas, ya que éstas sólo van a la escuela una vez por semana.



Tras un largo tiempo en el desierto, tocaba volver a casa por un par de días. Después de descansar y reponer fuerzas, junto con Itahisa ponía rumbo a Canberra el Viernes Santo. Así comenzaba un miniviaje en coche donde desconectaríamos un poquito de la rutina y donde Itahisa tendría la oportunidad de conocer la capital de Australia.






Tras un largo tiempo en el desierto, tocaba volver a casa por un par de días. Después de descansar y reponer fuerzas, junto con Itahisa ponía rumbo a Canberra el Viernes Santo. Así comenzaba un miniviaje en coche donde desconectaríamos un poquito de la rutina y donde Itahisa tendría la oportunidad de conocer la capital de Australia.
Tras más de 200 km llegábamos a
Canberra, concretamente al Parlamento, el cual es uno de los puntos de mayor
interés de esta ciudad. Al ser un día festivo, tuvimos la oportunidad de poder
entrar a ver, tanto el Senado (Sala rosa), como el equivalente al Congreso de
los Diputados (Sala verde), el cual es bastante más eficiente viendo la situación
de ambos países en la actualidad. Cuando llegas a Canberra percibes que las
cosas están muy bien hechas y también muy bien pensadas. Se nota que la capital
es solo lugar de residencia de políticos y gente de clase alta. El Parlamento
Australiano derrocha poderío económico e institucional y te hacen caer en la
cuenta que estás en el corazón de uno de los países donde las cosas se están
haciendo bastante bien y donde se está creciendo económicamente a pasos
agigantados. Espero que no llegue ningún político español con nivel alto de
inglés a echar a perder el trabajo que hasta ahora han hecho por aquí. También
es verdad que, a la vez que Australia va siendo más poderosa, van apareciendo
más casos de corrupción, pero todavía no están ni de lejos al nivel de España.



Otro punto muy importante de esta ciudad es el monumento a los caídos en las guerras en las que ha participado Australia. Cuando fui con mis padres hace ya un año me encantó y esta vez no fue menos. Un monumento simple pero que impresiona y que está hecho con una sencillez sublime, donde los únicos protagonistas son los soldados ya fallecidos. En los alrededores y debido a la cercana festividad del Anzac Day (equivalente al día de El Pilar), se preparaba todo para los actos de conmemoración del día 25 de abril.



Tras hacer noche en Canberra, poníamos rumbo a Jervis Bay para disfrutar de los últimos rayitos de sol que nos deja el tiempo, pues les recuerdo que ya por aquí vamos entrando en el invierno. Íbamos a Jervis con la intención de disfrutar de las magníficas playas que ofrece su parque nacional, desconectar un poco del barullo de la ciudad e intentar ver alguna puesta de sol y dar de comer a algún cangurito. ¿Lo habremos conseguido? Por aquí les dejamos algunas fotos donde encontrarán la respuesta.



Después de este viaje en el que también tuvimos muy presentes, como cristianos que somos, los días que estábamos viviendo, tocó volver a la rutina de la ciudad, de las clases y del trabajo.
Con respecto a la visa estoy
teniendo algunos problemas más de los esperados y es por ello que todavía no se
termina de cerrar el tema. Espero que para la próxima crónica del mes de mayo
pueda dar alguna noticia de cómo va yendo finalmente el proceso. Pero si algo
me ha enseñado Australia en todo este tiempo es a saber esperar con
tranquilidad, ya que todo va llegando a su debido momento.
Así transcurrió un mes bastante
diferente en Sydney, donde seguimos luchando por conseguir objetivos y porque
las cosas sigan saliendo hacia adelante. Por lo menos no falta la ilusión ni
las fuerzas para intentar conseguirlos.
Hasta la próxima entrada!
Un saludo para tod@s,
Jose