El tema que acompañará a la
última crónica del blog es el tema titulado “Acuarela” versionado por el grupo “Seguridad
Social”.
Con la llegada del mes de julio
llega el final de este blog y de mi aventura por Sydney. Hace casi dos años
escribía que mi equipaje estaba no solo repleto de ropa, sino también de
proyectos, expectativas e ilusiones. Dos años después esas maletas vuelven
repletas de experiencias y de satisfacción por haber luchado y conseguido
muchas de las metas que me planteaba al salir de Gran Canaria, pero sobre todo
vienen repletas del cariño de grandes personas que he conocido en Sydney y con
las que he compartido esta aventura.
Como ya saben, los primeros 9
días del mes los pasaba en el desierto trabajando en la línea que les contaba
en la anterior crónica. Así que ha sido regresar nuevamente a Sydney, y ahora
sí, empezar una cuenta atrás para la partida. La verdad que las dos semanas
restantes no han sido suficientes para hacer todo lo que queríamos, pero por lo
menos hemos tenido la oportunidad de despedirnos de todos aquellos que
apreciamos.
Durante este tiempo hemos tenido
que meter 2 años de vida en 4 maletas y hemos tenido que desmontar una casa en
la que llevábamos conviviendo 6 meses. Todo esto ha sido muy agotador pero gracias
a Dios todo salió muy bien y el pasado día 23 poníamos rumbo a Gran Canaria
previa escala en Shanghai y París.





La última semana en Sydney fue muy emotiva, no solo porque éramos conscientes de que todo estaba terminando, sino porque no parábamos de despedirnos de todas las personas que nos llevan rodeando en todo este tiempo (amigos, compañeros de trabajo…). Todo esto, sumado a que nos íbamos dando cuenta de que en poco más de 5 días dejaríamos de ver con nuestros ojos esta ciudad que tanto nos gusta ha hecho que los últimos días hayan sido un poco emocionales, lo que se traduce en una buena noticia, pues indica que el tiempo vivido aquí ha sido realmente provechoso e increíble. Por aquí dejamos algunas fotillas de la despedida, tanto de personas como de la ciudad.












A pesar de que ha sido bastante duro dejar Sydney, había algo que nos hacía tener mucha ilusión por comenzar el viaje de vuelta (aparte del reencuentro con la familia y amigos). Hacer escala en Shanghai era algo que teníamos marcado en rojo en el calendario y después de haber vivido este viaje la verdad que creemos que se sobrepasaron todas nuestras expectativas.
Ya había comentado en el blog,
que una de las cosas que más me llamó la atención de Sydney fue la cantidad de
asiáticos que vivían en esta ciudad, así que creíamos que lo que nos íbamos a
encontrar era algo parecido pero ya dicen que en la inocencia está la
felicidad!!
Shanghai, ¿qué decir de esta gran
ciudad? Pues básicamente que es un lugar de contrastes, al menos si provienes
de cualquier país “civilizado”. Llegamos a china el miércoles 23 por la noche y
ya desde el avión se nos indicaba que íbamos a tener que lidiar con nada menos
que 30º a las 8 de la tarde. Después de estar 12 horas metidos en un avión, la
sensación de recibir literalmente un peo
en la cara (no solo por el calor sino también por el olor) al salir del avión
no fue la mejor carta de presentación de la ciudad, pero esto solo iba a ser el
comienzo de un viaje que rompería todos los esquemas de la idea que al menos yo
tenía sobre China y particularmente sobre Shanghai.
Tras pasar los pertinentes
controles de aduanas, recogíamos las maletas para pasar 72 horas (el máximo que
te permite el visado chino sin coste adicional) en Shanghai. Antes de llegar
nos habíamos empapado de consejos sobre esta ciudad en una muy buena web que
prácticamente clavó todos los consejos que se leían entre sus líneas (http://www.disfrutashanghai.com).
Una de las primeras
recomendaciones que hacían en esta web era que utilizaras el taxi como el medio
de transporte más económico y que no hicieras caso a la gente que se te
acercaba en la terminal ofreciéndote llevarte al hotel. Gracias a seguir estas
recomendaciones ahorramos 350 yuanes, unos 45€. La primera oferta que nos
hicieron los taxistas ilegales fue de 600 yuanes, llegando a decirme que me
llevaban por 300 yuanes, o incluso que pusiera yo el precio que quería pagar. Al final el taxista oficial nos cobró 228 yuanes.
Las afueras de la ciudad eran un
poco oscuras y entre que era de noche y la típica contaminación que hay en las
ciudades chinas no podíamos sacar ninguna conclusión, salvo el comportamiento
del taxista y los conductores que nos rodeaban. Lo primero era que nadie en el
vehículo llevaba cinturón, ni el conductor, ni nosotros, ni las maletas (4 maletas
grandes dentro de un Volkswagen Santana). Lo segundo, que durante el trayecto
aeropuerto-hotel, el taxista no paró de escribir por whatsapp, hablar por
teléfono o radio. Y lo último, que una vez salimos de la autovía entramos en el
barrio sin ley.
Lo primero que vimos de la
sociedad china nos impactó enormemente. Nosotros acostumbrados a seguir siempre
unas normas y unos parámetros, nos vimos sorprendidos por una cultura donde
sobrevive el más fuerte. Motoristas sin cascos leyendo libros o whatsapp mientras
conducen una moto, motos con hasta 4 pasajeros o ningún respeto por los
semáforos fueron las cosas más destacables.
Al día siguiente tocaba, mediante las tecnologías que disponemos de hoy en día, encontrar exactamente dónde estábamos localizados. Al final resultó ser que no sólo el apartamento superaba nuestras expectativas sino que también la localización era inmejorable, justamente en el centro de Shanghai encima de la estación de metro de Dapuquiao. Sabiendo que la entrada de metro estaba en la base del edificio y con una foto del mapa de metro de Shanghai, ya nos sentíamos bastante más seguros.
El planing del día era la visita
a la zona de Pudong durante la mañana (zona moderna de la ciudad), entre otras
cosas, una de las actividades fue subir a la torre de la televisión, la cual
es conocida como La Perla. Esta visita es bastante imprescindible en la visita
a Shanghai ya que ofrece unas perspectivas de la ciudad espectaculares. Otra
cosa que llama mucho la atención es el mirador externo con piso de cristal que
ofrece unas vistas impresionantes!














Dentro de la Perla estuvimos casi 2 horas y media y en ese momento nos empezamos a dar cuenta de que la gente nos observaba mucho. La verdad que nos extrañó bastante no ver mucho turista europeo, pero nuestras sospechas se confirmaron cuando algunas personas se acercaron a nosotros a pedirnos si nos podíamos sacar fotos con sus hijos o inclusive con ellos mismos. Esto fue una constante durante los dos días que hicimos turismo por Shanghai, la gente nos paraba y nos pedían fotos y nosotros como casi “estrellas del cine” accedíamos a todas las peticiones.


La tarde tocó dedicarla a la zona vieja de Shanghai, más conocida como el Bund. Esta parte de la ciudad destaca por su paseo de más de 2km de longitud, que ofrece unas vistas increíbles de la zona de Pudong (parte nueva), y también por tener una de las calles peatonales más importantes de Shanghai (Nanjing East Road), con todo tipo de tiendas de moda y tecnología (Zara, Bershka o H&M entre otros). En esta zona esperamos hasta que cayó la tarde y donde la ciudad se transforma completamente y se convierte en un espectáculo de luces digno de ver. En mi opinión, merece la pena venir a Shanghai sólo por ver esta ciudad por la noche, ya que por el día, a mí por lo menos, me dejó bastante que desear.














Antes de volver al apartamento y pasar nuevamente por Nanjing East Road que también estaba iluminada espectacularmente, subimos al Shanghai World Financial Center. Un edificio que se eleva a 492m del suelo y que tiene un mirador situado en la planta 100 a 474m de altura. Una sensación impresionante y unas vistas inmejorables de la ciudad. Aunque la entrada es un poco cara para lo que se puede hacer, es muy recomendable visitar este edificio por la noche!











Si el primer día estuvimos en la parte moderna de la ciudad, el segundo día tocaba meterse de lleno en la parte más "china" de Shanghai. Lo primero fue asistir al barrio de Tianzifang, también conocido como el barrio Francés, unos callejones muy estrechos con innumerables tiendas y restaurantes donde poder sentarse a tomar una copita bien relajadito. Por suerte, este barrio se encontraba justo en frente del edificio donde estaba nuestro apartamento, pero nosotros no éramos conscientes de ello el día anterior.






Después de la visita al barrio Francés tocó visitar la zona del Yuyuan Garden y adentrarnos un poco en la cultura y arquitectura china. Antes de eso, dos amables chinos “estudiantes” que hablaban muy bien inglés nos “invitaron” a un festival de té. A pesar de pasar un buen rato, nos dio la sensación de que fuimos víctimas de una “estafa” por la cantidad que nos cobraron, pero bueno, eso no quitó que ésta fuera una oportunidad de introducirnos de lleno en la cultura y de disfrutar de algo diferente.




Tras de tomar el té tocó visitar el Yuyuan Garden. La verdad que este jardín está muy descuidado (será también porque se construyó en 1709) y las imágenes bonitas están fuera del jardín, pero la entrada era sobre 4€ así que tampoco estuvo de más visitarlo. Esta zona ofrece un gran contraste, sobre todo arquitectónico, con la mayoría de Shanghai, ya que es como si en la misma ciudad viajaras hacia atrás en el tiempo.












Después de estar toda la mañana pateando la ciudad con un calor horrible, nos dirigimos a la última atracción de las más famosas que nos quedaban, el tren Maglev. Un tren basado en la tecnología de electroimanes y que une el aeropuerto con el centro de Shanghai en solo 7 minutos. En nuestro caso la velocidad máxima fue de 301km/h. Si nunca has montado en Ave o en cualquier tren rápido de RENFE se puede probar, pero si ya has montado en alguno de éstos no vas a descubrir nada nuevo.


Una vez realizado todo esto, Shanghai estaba prácticamente liquidada. Estimamos que en 2 días, como mucho 3, se puede ver prácticamente toda la ciudad. Sólo nos quedaba ir al apartamento a hacer las maletas para volar a París durante unas 12 horas, donde nos estaría esperando nuestra amiga Leila para darnos un tour rápido por la ciudad.
Dentro de la Perla estuvimos casi 2 horas y media y en ese momento nos empezamos a dar cuenta de que la gente nos observaba mucho. La verdad que nos extrañó bastante no ver mucho turista europeo, pero nuestras sospechas se confirmaron cuando algunas personas se acercaron a nosotros a pedirnos si nos podíamos sacar fotos con sus hijos o inclusive con ellos mismos. Esto fue una constante durante los dos días que hicimos turismo por Shanghai, la gente nos paraba y nos pedían fotos y nosotros como casi “estrellas del cine” accedíamos a todas las peticiones.

La tarde tocó dedicarla a la zona vieja de Shanghai, más conocida como el Bund. Esta parte de la ciudad destaca por su paseo de más de 2km de longitud, que ofrece unas vistas increíbles de la zona de Pudong (parte nueva), y también por tener una de las calles peatonales más importantes de Shanghai (Nanjing East Road), con todo tipo de tiendas de moda y tecnología (Zara, Bershka o H&M entre otros). En esta zona esperamos hasta que cayó la tarde y donde la ciudad se transforma completamente y se convierte en un espectáculo de luces digno de ver. En mi opinión, merece la pena venir a Shanghai sólo por ver esta ciudad por la noche, ya que por el día, a mí por lo menos, me dejó bastante que desear.


Antes de volver al apartamento y pasar nuevamente por Nanjing East Road que también estaba iluminada espectacularmente, subimos al Shanghai World Financial Center. Un edificio que se eleva a 492m del suelo y que tiene un mirador situado en la planta 100 a 474m de altura. Una sensación impresionante y unas vistas inmejorables de la ciudad. Aunque la entrada es un poco cara para lo que se puede hacer, es muy recomendable visitar este edificio por la noche!
Si el primer día estuvimos en la parte moderna de la ciudad, el segundo día tocaba meterse de lleno en la parte más "china" de Shanghai. Lo primero fue asistir al barrio de Tianzifang, también conocido como el barrio Francés, unos callejones muy estrechos con innumerables tiendas y restaurantes donde poder sentarse a tomar una copita bien relajadito. Por suerte, este barrio se encontraba justo en frente del edificio donde estaba nuestro apartamento, pero nosotros no éramos conscientes de ello el día anterior.
Después de la visita al barrio Francés tocó visitar la zona del Yuyuan Garden y adentrarnos un poco en la cultura y arquitectura china. Antes de eso, dos amables chinos “estudiantes” que hablaban muy bien inglés nos “invitaron” a un festival de té. A pesar de pasar un buen rato, nos dio la sensación de que fuimos víctimas de una “estafa” por la cantidad que nos cobraron, pero bueno, eso no quitó que ésta fuera una oportunidad de introducirnos de lleno en la cultura y de disfrutar de algo diferente.
Tras de tomar el té tocó visitar el Yuyuan Garden. La verdad que este jardín está muy descuidado (será también porque se construyó en 1709) y las imágenes bonitas están fuera del jardín, pero la entrada era sobre 4€ así que tampoco estuvo de más visitarlo. Esta zona ofrece un gran contraste, sobre todo arquitectónico, con la mayoría de Shanghai, ya que es como si en la misma ciudad viajaras hacia atrás en el tiempo.


Después de estar toda la mañana pateando la ciudad con un calor horrible, nos dirigimos a la última atracción de las más famosas que nos quedaban, el tren Maglev. Un tren basado en la tecnología de electroimanes y que une el aeropuerto con el centro de Shanghai en solo 7 minutos. En nuestro caso la velocidad máxima fue de 301km/h. Si nunca has montado en Ave o en cualquier tren rápido de RENFE se puede probar, pero si ya has montado en alguno de éstos no vas a descubrir nada nuevo.
Una vez realizado todo esto, Shanghai estaba prácticamente liquidada. Estimamos que en 2 días, como mucho 3, se puede ver prácticamente toda la ciudad. Sólo nos quedaba ir al apartamento a hacer las maletas para volar a París durante unas 12 horas, donde nos estaría esperando nuestra amiga Leila para darnos un tour rápido por la ciudad.






Ya el domingo 27 por la mañana poníamos rumbo a Tierra Santa, alrededor de las 12:00pm llegábamos a Madrid y se ponía fin así a la aventura. Allí, para darnos los primeros achuchones, se encontraban algunos amigos que andan estudiando y trabajando por Madrid y que no dudaron en hacernos una visita y en acompañarnos durante las 3 horitas de escala que teníamos que hacer antes de coger el último avión a Gran Canaria. Gracias también por acercarse hasta el aeropuerto y sobre todo por los primeros achuchones!!
Después de 4 aviones, más de 17 mil kilómetros y más de 28 horas metidos en un avión, llegábamos al aeropuerto de Gran Canaria, donde esperaba la familia para darnos la bienvenida. Se ponía así fin a la aventura de casi 2 años y también a las líneas de este blog.
Ahora toca volver a adaptarse al
ritmo de aquí, y empezar a luchar y remar de nuevo. Somos conscientes de que la
situación está todavía bastante complicada, pero como dice la canción que hoy
acompaña esta última crónica “La esperanza jamás se pierde, los malos tiempos
pasarán” “El futuro es una acuarela, tu vida un lienzo que colorear”. Pues a
eso vamos!! Con mucha ilusión y el pincel en la mano, intentaremos colorear el
futuro con colores alegres y que nos hagan muy felices como hemos hecho hasta
hoy.
No me gustaría finalizar este
blog sin antes dar las gracias a todos esos lectores que me han seguido durante
esta aventura, de manera especial a alguien que me ha transmitido su apoyo
constante mediante los comentarios como El Cónsul. Para mí ha sido un disfrute
dedicar mi tiempo a contarles lo vivido y ayudar a aquellos que se hayan movido o
se quieran mover a Sydney.
Mil gracias por dar sentido a
este blog, mis mejores deseos para todos.
Jose
Extraordinaria crónica, broche de oro con el que cierras, esta etapa fascinante que has vivido en Australia. El primer párrafo de esta última crónica expresa en síntesis la finalización de este proyecto.
ResponderEliminarQué bonito el párrafo “Durante este tiempo hemos tenido que meter 2 años de vida en 4 maletas y hemos tenido que desmontar una casa en la que llevábamos conviviendo 6 meses. Todo esto ha sido muy agotador pero gracias a Dios todo salió muy bien y el pasado día 23 poníamos rumbo a Gran Canaria previa escala en Shanghai y París.”
Ciertamente el tiempo vivido en Australia ha sido provechoso e increíble.
El viaje de regreso, viaje de contraste con la incursión en China, con visita a Shanghái, donde narras con detalle, acompañada ésta con documentación fotográfica, resultando impresionante, Shanghái de noche.
Nuevo salto de contraste, la también corta estancia en París, que se me antoja como una aproximación a tu propia realidad de siempre.
Han dosificado el regreso, caracterizado por la admiración y el encuentro con amigos.
Llegando al final de esta última crónica, viertes una palabra, que tiene más importancia de lo que a primera vista parece y es la de "adaptarse". Es la adaptación una de las características fundamentales de la persona madura o mejor que continua madurando. Y en el párrafo que citas dicha palabra, brota nuevamente, lo que ha sido como la música de fondo de toda esta etapa histórica que aquí concluye, "empezar a luchar y remar de nuevo" " Pues a eso vamos! Con mucha ilusión y el pincel en la mano". Estamos seguros, lo has acreditado durante este tiempo, que estás en pie.
Experimentamos, cierta tristeza por la conclusión de esta ventana tan enriquecedora, donde se ha expresado la vivencia, la lucha, las dificultades, los momentos de satisfacción, etc.de los que hemos participado y por los que te damos las gracias, correspondiéndote con los mismos deseos que tu expresas.
La enhorabuena por lo que has conseguido.
Seguimos en ello.
El cónsul
Les vamos a echar de menos, sobre todo a Itahisa que está toda loca jajaja. Un abrazo a los 2!
ResponderEliminarAitor e Irene